COMUNICACIÓN

A LA OPINIÓN PÚBLICA

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El 18 de enero el periódico estadounidense The New York Times publicó una columna de opinión de Clifford Krauss en donde, sin conocimiento del tema y con argumentos que no están sustentados por datos fidedignos, arremete contra la estrategia energética del presidente Andrés Manuel López Obrador. En respuesta a esta columna, aclaramos lo siguiente.

Krauss menciona que el presidente de México está “poniendo un énfasis renovado en la producción de petróleo y alejándose de la energía renovable” sin tomar en cuenta que la reforma eléctrica —que actualmente se debate entre los congresistas mexicanos— propone una transición hacia las energías limpias de una manera ordenada y estratégica: con base en los recursos nacionales y valorando aspectos no menos importantes como su impacto social, económico, político, etc.

El artículo dice que el presidente “[t]ambién está presionando para revertir las reformas eléctricas que su predecesor, Enrique Peña Nieto, puso en marcha para aumentar el uso de parques eólicos y solares financiados por el sector privado y alejarse de las centrales eléctricas estatales alimentadas por petróleo y carbón”, pero el párrafo está totalmente fuera de contexto. Como debería saber Krauss, una transición energética no se consigue poniendo parques eólicos y solares como se tiran los dados al jugar Monopoly (aunque muchos detractores de la reforma así lo deseen). La reforma de 2021 sí tiene un plan para potenciar las energías renovables en México. Por ejemplo, contempla la construcción del parque fotovoltaico Puerto Peñasco (que impactará directamente a 4 millones de personas con energía solar), la rehabilitación y modernización de las centrales hidroeléctricas o el proyecto piloto del Hidrógeno verde, sólo por mencionar algunos casos. Finalmente, en 2021 la CFE dio a conocer públicamente que no sumaría ninguna planta carboeléctrica más a las 3 que la constituyen; esto como una apuesta a futuro para mejorar la calidad del medio ambiente. ¿No debería conocer Krauss estos datos?

Es pertinente aquí mencionar la posición de la CFE sobre el consumo de combustóleo al que refiere la nota: De las centrales térmicas de la CFE únicamente el 23% (2,350 MW) operan con combustóleo y el 77% (7,968 MW) con gas natural como combustible primario, ya que se realizó su conversión para aprovechar la enorme infraestructura de gasoductos y los precios relativamente bajos de la cuenca del Permian.

Asimismo, no existen incentivos económicos para que la CFE utilice combustóleo en lugar de gas natural en las centrales termoeléctricas que ya usan este recurso como combustible primario, debido a que el precio del combustóleo es 2.5 veces más caro que el gas natural.

Finalmente, Krauss escribe una frase más producto de la retórica que de la investigación periodística: “Los expertos en energía afirman que México está retrocediendo en el compromiso que adquirió hace una década, bajo el mandato del presidente Felipe Calderón, de generar más de un tercio de su energía a partir de fuentes limpias para 2024”. Los opinólogos que publican en medios de comunicación insisten en citar a “expertos” sin revelar sus nombres o sus métodos de trabajo. Al recurrir a ellos piensan que utilizan un instrumento todopoderoso que nadie puede refutar. Pero una sociedad crítica sabe que detrás de estos “especialistas” muchas veces se esconden oscuros intereses. El compromiso de esta administración es firme con las energías limpias. Si los “expertos” se obstinan en hacer oídos sordos, volveremos a decirlo: la reforma desea una transición liderada por el Estado no sólo para cumplir con los compromisos internacionales sino también para beneficio de los habitantes de México.

ATENTAMENTE

Luis Bravo Navarro

Coordinador de Comunicación Corporativa de la CFE

 

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